Manuel Medrano dio un concierto en La Riviera fue mucho más que una presentación: fue una celebración íntima de una década de carrera, de canciones que marcaron historias y de la conexión que el artista colombiano ha construido con su público alrededor del mundo.
Un comienzo con sabor a casa
La noche arrancó con el talento de Duplat, artista también bogotano, quien se encargó de abrir el concierto con una energía cálida y auténtica. Con su toque romántico y letras que conectan, presentó algunas de sus canciones, incluyendo colaboraciones con Andrés Cepeda y el propio Manuel Medrano. Su participación fue el preámbulo perfecto para la velada: una introducción suave, envolvente y con ese toque colombiano que marcó el espíritu de toda la noche.
Canciones que acarician el alma
Cuando Manuel Medrano subió al escenario, el público estalló en aplausos y emoción. Comenzó el recorrido con temas llenos de sensibilidad como “Mi Otra Mitad” y “Mariposas en el Pecho”, encendiendo la atmósfera con su voz cálida y profunda.
Luego, dio paso a las canciones de su más reciente álbum, Entero, un trabajo que refleja su madurez artística y emocional. Interpretó temas como “Nenita”, “La Distancia” y otras joyas que el público recibió con entusiasmo. Cada canción era un diálogo íntimo entre artista y audiencia, entre risas, miradas y coros compartidos.
El concierto también incluyó momentos nostálgicos con sus clásicos más queridos, como “Fuera del Planeta”, “Mucho Más Que Ayer” y muchos más. Cada uno de estos temas despertó recuerdos, generando una conexión profunda y colectiva.
Un homenaje lleno de significado
Uno de los momentos más especiales de la noche fue cuando Manuel rindió homenaje a Jarabe de Palo, interpretando “La Flaca”. Antes de cantar, compartió con el público que tuvo el honor de conocer y cantar junto a Pau Donés, y que esta versión era su forma de recordarlo. Fue un instante emotivo, lleno de respeto y admiración, que conmovió a todos los presentes.
Entre el romanticismo y la alegría
Aunque el concierto tuvo un aire marcadamente romántico, Medrano también mostró su faceta más divertida. Sorprendió al público con una sección llena de energía, combinando su estilo con ritmos que recordaban la música bailable de los noventa, invitando a todos a moverse, sonreír y disfrutar. Fue un acierto total: un equilibrio perfecto entre emoción y celebración.
Un adelanto exclusivo
Entre aplausos y ovaciones, Manuel reveló una gran noticia: el lanzamiento de su cuarto álbum de estudio. Como adelanto, presentó en exclusiva una nueva canción titulada “Serpiente”, con la que mostró un sonido fresco y arriesgado que promete marcar una nueva etapa en su carrera.
Una noche para el alma
Más allá del repertorio impecable, lo que realmente definió la noche fue la emoción colectiva. Hubo lágrimas, risas, abrazos y una sensación constante de cercanía. Fue una velada romántica, sí, pero también vital, en la que muchos recordaron etapas, amores y momentos de sus vidas.
Y sobre todo, fue una noche en la que Madrid se sintió un poco más cerca de Colombia. Cada acorde, cada palabra y cada sonrisa sobre el escenario hicieron que el público latino —y quienes se dejaron conquistar por su música— se sintieran como en casa.
Conclusión
El concierto de Manuel Medrano en La Riviera no fue solo un repaso por diez años de carrera, sino una muestra de evolución, gratitud y conexión. Una noche que dejó claro que su voz no solo canta, sino que abraza.